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jueves, 16 de junio de 2011

Reflexión sobre nuestro movimiento

Patricia nos envía unaa reflexión sobre el 15M:


Uno de los ardides que los acomodados utilizan para desprestigiar al
movimiento 15M --el auténtico, no la pachanga pseudorebelde que dice
encabezar la protesta-- es la falacia de que la suya es una crítica
meramente destructiva que no plantea alternativas. No es la primera vez que
nos hacemos eco en esta página de las reivindicaciones de los acampados, que
vienen a desmentir semejante majadería. Y no será la última.
Ofrecemos a continuación las reflexiones de Bibiana Medialdea, profesora de
Economía Aplicada y miembro de la Comisión de Economía de la Acampada de
Sol. El texto, que destila sentido común por los cuatro costados, incluye un
enlace con las reivindicaciones de Sol en materia económica. Como puede
comprobarse, nada tienen que ver esas reivindicaciones con la versión light
que los infliltrados pretendieron colar como "consenso de mínimos".

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Sabemos lo que queremos

Bibiana Medialdea

La irrupción del movimiento 15-M revela cambios profundos en los cauces de
expresión del conflicto social. Miles de personas indignadas han tomado en
sus propias manos su futuro. Desean participar y hacer oír su voz
directamente. Tras el 15-M, los cambios necesarios pueden hacerse realidad.
Y no será fácil. Uno de los carteles de Sol lo expresaba con claridad: “No
vamos despacio, es que vamos muy lejos”.
Ya han pasado muchas cosas. Para empezar, se han verbalizado y puesto en
común los verdaderos problemas de la población. Se han organizado, desde
cero, asambleas y discusiones de miles de personas. Las asambleas, así como
todo lo relacionado con la logística y mística de la acampada –sin la cual,
nunca lo olvidemos, nada de esto hubiera sido posible– han acaparado la
mayor parte de la atención mediática. Pero, simultáneamente, se desarrolló,
de una forma menos visible, una labor profunda con la vista puesta en el día
después. Los grupos de trabajo y las comisiones comenzaron a construir los
cimientos (las propuestas y la vertebración) del movimiento nacido el 15-M.
Desde el primer momento, la indignación que empezaba a ponerse en pie
reconocía en el código genético de su irritación cuestiones que iban más
allá del ámbito puramente institucional. La exigencia de “democracia real”
no se ha limitado a la reforma de la Ley Electoral. La pancarta desplegada
en Sol al final de la manifestación sintetizó la voluntad colectiva, su
dimensión social y su talante insumiso: “Vuestra crisis no la pagamos”. El
grupo de trabajo de economía dio forma a esa demanda. El resultado son unas
propuestas que no constituyen un programa sistemático acabado. Pero son
alternativas factibles, sensatas y fundamentadas que van al fondo de los
principales problemas y que catalizarán el debate social. Pueden consultarse
ya
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http://madrid.tomalaplaza.net/2011/06/06/propuestas-abiertas-de-la-comision
-de-economia-sol/>http://madrid.tomalaplaza.net/2011/06/06/propuestas-abiertas-de-la-comision-
de-economia-sol/
La idea de que son los responsables de la crisis, y no la gente de a pie,
los que han de asumir responsabilidades y pagar sus costes, es un sustrato
definitorio del 15-M, que considera inaceptable que quienes se han
enriquecido con el modelo económico que ha llevado al abismo estén ahora
obteniendo más beneficios que nunca; nutriéndose, en una vuelta de tuerca
inmoral, de una gestión de la crisis que también les beneficia. La última
reforma laboral, así como la de las pensiones –que en esencia comportan
precarizar las condiciones de empleo y alargar la vida laboral–, se han
identificado por el 15-M como mecanismos para cargar sobre trabajadores y
trabajadoras la factura de un festín ajeno. Por ello, se propone trabajar
por la derogación de estas reformas y exigir a tal efecto la celebración de
un referéndum vinculante sobre ellas. Con esto se generaría una nueva forma
de (auto) gobierno: las decisiones fundamentales para las vidas de las
personas en sociedad no deben tomarse sin consulta colectiva. Por ello,
también se plantea la convocatoria de referéndum vinculante ante las
opciones de un eventual rescate bancario o cualquier medida de recorte
impuesta por organismos internacionales. Ejercer la democracia directa es
posible: el pasado 6 de junio, los eslovenos rechazaron por referéndum
alargar su vida laboral a los 65 años. ¿Por qué no aquí?
Ante el acoso bancario por impago de las hipotecas, la dación en pago
aparece como una respuesta inmediata, aunque queda por solventar cómo
vincular esta opción con la creación de un parque de vivienda público a
partir del cual pueda generalizarse el alquiler social. Parece evidente que,
tras la pérdida de la casa, el banco no puede seguir haciendo valer una
deuda, que en buena lógica debería quedar saldada con la entrega del bien
que se adquirió con la cantidad adeudada. Pero en ningún caso es aceptable
que una familia con dificultades económicas como resultado de optar por la
dación en pago se quede en la calle, por lo que es necesario un sistema
público que asegure un alquiler social.
El empleo está en el centro de preocupaciones del 15-M. El reparto del
empleo existente, tanto mediante la reducción generalizada de la jornada
como de la vida laboral, aparece como la alternativa más razonable. Además
de un mejor reparto de la riqueza y del empleo, esta medida abre la
posibilidad real de distribuir entre hombres y mujeres de forma más
equitativa todo el trabajo que se realiza en el ámbito privado (trabajo
doméstico y de cuidados). También es necesario reparar en los repetidos
casos de empresas que despiden a parte de su plantilla a pesar de estar
obteniendo beneficios; por lo que, en primer lugar, debe prohibirse que tal
maniobra se subvencione con dinero público. Con las informaciones sobre
Telefónica en la prensa, lo lógico es abogar por la prohibición de
Expedientes de Regulación de Empleo en empresas con beneficios.
Buena parte de las propuestas precisan de buenas dosis de dinero. Por ello
es necesario, frente al dogma privatizador, volver a poner en el centro de
las soluciones la necesidad de una banca pública. Y frente al principio
neoliberal de la minimización de los ingresos fiscales, poner en evidencia
la necesidad que el Estado recaude recursos suficientes mediante un sistema
impositivo basado en la progresividad, a la vez que se emprende una lucha
decidida y eficaz contra el fraude y los paraísos fiscales.
Desde el 15-M han pasado muchas cosas. Y seguirán pasando.

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